De todas las ciudades de Alemania que he visitado, la que más me ha sorprendido es Dusseldorf, no por su belleza, sino por la forma que tienen sus habitantes de vivirla.
Muy bien comunicada entre el centro, aeropuerto y recinto ferial, Los ciudadanos, orgullosos del paso del Rhin que cruza con descaro por el centro, disfrutan de múltiples actividades, casi todas alrededor de su cauce. Deportes, cultura, paseos, espectáculos, siempre hay un motivo para disfrutar de la ciudad sin que importe demasiado la climatología.
Durante las pocas horas que pude visitar la ciudad en mi anterior visita, observé como un ciudadano más, como el atardecer conseguía aminorar el ritmo de la ciudad.
Un nuevo viaje aguarda, estoy seguro a vísperas de las fiestas navideñas Dusseldorf volverá a sorprenderme y llenará este viaje de momentos inolvidables.